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domingo, 28 de agosto de 2011

¡Échale!



Intenté avisarte pero ya da igual, asumo que no siempre me expreso de la forma mas inteligible. Asumo también que, en alguna ocasión, te mandé señales equívocas pero, entiéndelo, yo también caí en el engaño. Aunque como te he dicho, olvidemos eso. Fuimos víctimas del engaño y ya está, fin del asunto. Porque aunque lo creyeras, no puedo controlar eso. Ni tú, ni yo, ni nadie. Nadie.

No, no estoy disculpándole, -en realidad le odio, así que es lo último que haría- solo te digo que ciertas cosas no es posible controlarlas, pero ya lo sabes.

Ahora escúchame, porque no voy a regañarte y no hay tiempo que perder. ¿Me has oído? No habrá tanto tiempo, así que párate lo justo para pensar en cómo ponerte en marcha. No hagas lo que estás planeando. Te he visto hacerlo muchas veces, pones en marcha el ”plan C” y todo a tomar por culo. No. Esta vez no puedes hacerlo. No, no me cuentes milongas de que siempre acabas poniéndote en marcha de nuevo y lo arreglas, ya has descansado lo suficiente y el plan C es un desastre. No, no te lo crees ni tú y lo sabes, el problema no es ese, al menos no objetivamente; puedes seguir farfullando estupideces pero sólo estás perdiendo un tiempo que aún tienes, ¿me oyes? Aún lo tienes, deja de perderlo o no lo tendrás. Agárrate fuerte a lo que eres, que no te lo quite nadie, y menos aún quien tú sabes. Y si le tienes que echar, le echas, pero en silencio. ¡No, no y no! Si ya lo sabes… que no se merece eso, sabes que ninguna criatura de su origen es digna ni siquiera de eso. Sabes que no serviría de nada. Así que hazme caso y reprímete, no hará falta que te ocultes, sólo guarda silencio y deja que se vaya, que se marche de una maldita vez. Si no desaparece le echas, tendrás que hacerlo. Ya conoces casi todo sobre ese tipo de criaturas así que sujétate fuerte y no permitas que te embauque. No confieses. Sé inteligente, puedes evitar perder (ambos sabemos que es imposible ganar), así que evita perder. Sé que lo harás.

Ah, y se me olvidaba… deja de perdonar a quién no te pide perdón, deja de desahogarte con quién no quiere escucharte, deja de intentar mostrar cosas a quién no se esfuerza en verlas y de buscar explicación a cosas inexplicables.

Buena suerte.


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*Hace no mucho pensé en qué me dirías si pudieras decirme algo, si me vieras. Fue algo así como un escriba que escribe la Biblia, al dictado de quién sabe qué. Ya conoces el paralelismo que hago entre eso y tú. El texto fue lo que me salió. Aunque creo que, en realidad, fue mi conciencia la que hablaba, ¿ahora te veo como a mi conciencia? Sé bien lo que debo hacer, pero no lo lo hago. No lo hice. No hice caso a nada y sigo sin hacerlo, aunque quiero. QUIERO. Porque tienes razón, tengo que echarle y abandonar el plan c YA.


Por cierto, manda narices que con esos dedazos que me gastabas tocaras la guitarra como la tocabas... Aaains.


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