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sábado, 5 de enero de 2013


Y cuando te das cuenta, ya te estás ahogando en tu propia sangre.

¿Del estómago? O de la laringe, de la nariz o del esófago.

                                                                        A borbotones.




"And he emerged from the house 
with blood streaming down his arms. 
And so continued a painful, downward spiral"



*



Las ciruelas no pueden optar a demasiados finales. O bien sirven de alimento a otros o se pudren. En el camino, muchas, muchísimas, se convierten en ciruelas deshidratadas. Lo cierto es que las ciruelas no gustan a todo el mundo. Algunas son confitadas e incluso las hay recubiertas de chocolate, con una pinta genial a la vista, altamente deseables —¿a quién no le gusta el chocolate?— hasta que son descubiertas bajo la capa de cacao; el conjunto resulta demasiado empalagoso para el potencial consumidor y son rechazadas o incluso escupidas si su ingesta ya había comenzado.


Las ciruelas nunca tienen un final feliz.

Abusar de las ciruelas produce diarrea.


*



—¿Has visto, mi tesoro? Se ha hecho casi cuatro kilómetros para escribirnos un email.
—¿Mi tesoro? ¿CÓMO QUE MI TESORO? 
—Somos como Golum y Smeagol, es hora de admitirlo. Esto siempre ha ido de criaturas de la Tierra Media y nunca hemos sabido de qué tipo éramos. Está claro.
—Jajajaja, estás de la jodida olla.
—Lo sé.
—Pero deja de llorar.





1 comentario :

Chari dijo...

Me encanta vuestra forma de escribir y las cosas que evocáis con una simple frase.
Me siento muy identificada con lo que explicáis muchísimas veces, por eso tenéis un premio en mi blog:

http://rinconrevuelto.blogspot.com.es/2013/01/ano-nuevo-premio-nuevo.html

Besos