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sábado, 29 de octubre de 2011

Una contradicción en nosotros mismos

-Es como cuando yo te conté todo a ti... y he pensado: joder, pobre Hobbit, qué violento se tuvo que sentir...
-Sí, pero... después de todo no salió mal, no?
-Sí... salió muy mal.
-No... no salió tan mal...
-Hobbit... salió muy mal...

Y Niebla y sus... ¿3 litros de calimotxo? intentan retener sin éxito unas lágrimas de impotencia.

-No tengo pañuelo, Niebla... Perdona... ¿tienes un pañuelo? Gracias... Toma anda... Ven aquí boba, que estás más boba...

Y aprieta y aprieta... De verdad que parece que el mundo se para cuando me abraza. De verdad lo parece... Podría morirme ahí, con los ojos cerrados sobre su hombro, sin rodearle con los brazos, sólo rezagada entre los suyos, y no me importaría.

Pero luego pasa el tiempo y no aguantas, pasa el tiempo y explotas, no puedes más. La cagas.

-Yo... es que a ti... Tú... A ti te dan una confianza... es cómo que das la impresión de que se puede confiar en ti... pero es mentira. Porque no devuelves esa confianza... y además... Además es como si la rechazaras... como si dijeras: toma tu mierda de confianza, yo no la he pedido.

Todo se para. Es normal. Yo lo sabía y Juno lo sabía. Antes o después iba a decirlo. Soy bastante contenida. Sí, me contengo.

-Yo creo que sí te he devuelto esa confianza... ¿no te he contado yo cosas de mí que... que no sé, cosas íntimas? Yo creo que sí te he devuelto esa confianza o al menos te he demostrado que me la podías dar... hablar conmigo.
-Déjalo, Hobbit, no me entiendes el 80% de las veces que te hablo, ¿de verdad es tan difícil?
-No, clarooooo (modo irónico super ON), es muy fácil entenderte...
-Pues de verdad creo que me entiendes en el fondo... pero haces como que no, porque es lo fácil...
-No sé por qué estamos hablando esto ahora... Esto... Estamos sacando cosas que no ahora no tenemos por qué sacar y... y... vamos a entrar en un bucle infinito, en el bucle infinito de siempre.

Me sorprendo. Utiliza la palabra bucle infinito. Parece que esa frase haya salido de mi boca pero no, ha salido de la suya.

El resto huyen. "No dirás que hoy Hobbit no ha estado cariñoso contigo". No, no puedo negarlo. Me enseñan las fotos y voy al baño. Desaparecen. Desaparecen adrede para dejarnos solos. Él se muestra ofendido. Yo ya me lo tomo con naturalidad y consigo que se ría, pero pronto envisto con lo de la confianza, y coge el testigo, porque se siente ofendido. Pero es así, es la realidad.

-¿No hay más Hobbit? -pregunto.
-No lo sé -me contesta.
-Yo quiero pensar que sí, que no eres solo esto... Esto, lo que tengo delante... tiene que haber más Hobbit.
-Niebla, no sé si hay más Hobbit... Creo que... no sé... Creo que soy como veis y ya. No sé bien qué Hobbit esperas que haya...

Niebla ahora mismo es sólo un manojo de decepción.

-Da igual... Da igual... -digo, pero sólo me intento consolar a mí misma.

Cita días señalados en los que se comportó bien, yo le hecho en cara los motivos.

-¿Sabes qué? No debería decírtelo, pero te lo voy a decir. No soy la única que te ve así... Incluso la Gafapasta... ella le dijo a Bob de ti que... que no tienes sangre en las venas, que no sientes...
-¿Dijo eso? ¿La Gafapasta?
-Sí... No digas que te lo he dicho... pensé que sólo era yo... pero todos ven lo mismo.
-Pues nada... será que no siento... No sé, Niebla, es que yo... no... No puedo dar más.
...

Creo que ya está todo dicho, en sólo cuatro palabras. Y ya... es demasiado y me desborda. Me está desbordando. Y mañana... mañana continuará...

No sé cómo acabará esto... Estoy fuera de control.

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