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lunes, 17 de junio de 2013

Tócala otra vez, Matt.

Aquí estoy, con Radio de fondo, esa canción de Alkaline Trio que habla de unas disculpas que nunca llegarán y de que deseas a la otra persona que se de un baño espumoso con tu radio, enchufada y lista para caer.

Tampoco tengo ese odio dentro, solo tengo tristeza. Ayer sentía miedo cada vez que me llegaba un whatssapp, porque tal y como le dije a él en un ataque de sinceridad, "tú con dos frases me puedes hacer mierda y eso es así".  Me sentía anulada, ninguneada y tratada con completa inferioridad. Tenía que decirle lo que le dije (ya lo escribiré o haré una captura o algo), aunque no sirve de mucho con esta gente que siempre tiene razón y nunca tiene sentimientos.


Tenía cierta esperanza de que se me fuera pasando esto que siento, estas ganas de decirle a la cara que se acabó todo, que estoy harta y que no voy a permitir que me trate como me ha tratado y continue con esa incapacidad para admitir sus errores, culpándome a mí siempre de todo. Que fin, que no quiero más con él, de nada. Ya el sábado cuando me dijo una de las veces: "Voy a pasar de ti", le dije que "Eso espero, pero de verdad, pasa de verdad ya de una puta vez". Es cierto que habíamos bebido pero el malinterpretó algo que yo dije de forma completamente absurda y no está dispuesto a admitirlo; su versión es que no controlo al beber y se me va la pinza y digo estupideces. Porque si admitiera que fue él quien lo interpretó mal (como digo yo, o Amy, o el tío que se trisca ahora Amy) tendría que pedir perdón por su agresividad y admitir que todo se desencadenó por su culpa y no porque yo sea una desequilibrada, que es lo que dice con otras palabras. Y yo esto ya lo viví, con el cabrón anulador y, sinceramente, no pensé jamás que me fuera a suceder con el Hobbit, jamás. Es algo por lo que hasta habría puesto la mano en el fuego. Por esto siento este dolor, esta decepción que apenas sé canalizar siquiera.

Me gustaría desaparecer un tiempo ya. Tengo suerte de que todo está escrito en ese invento del demonio, al menos ahora no puede decir que me invento o no se acuerda. Fue cruel, el macho alfa, un dictador al que no puedes contradecir... Y recordando ciertas cosas me dan ganas de llorar otra vez. Sé que no me pedirá perdón, ni en castellano ni en inglés ni en chino mandarín. Ya no lo espero y creo que ni siquiera lo quiero, ya no quiero que lo haga. Le gritaría mil cosas por teléfono o llenaría el muro de facebook de indirectas en forma de fotos o ciertas frases pero sé que es mejor no hacerlo y aguantar. Si el viernes sigo sintiéndome así tendré que decirle algo, porque es el desfile de inauguración de las fiestas y nos veremos, nos veremos todo el fin de semana, aunque me da que yo no saldré demasiado. No quiero sacrificar nada pero sé que me sentiré muy mal, con ganas de llorar... y sólo alimentaré sus argumentaciones, esas insinuaciones de que soy una persona inestable y demás (no lo dice así, pero lo dice, y lo dice de muy malos modos, de forma muy muy altiva). Creo que el jueves si sigo sintiendo esto voy a apuntar en un papel las cosas que debo decir y cuales no. Y no sé cómo lo voy a hacer, pero debería trabajar en contenerme al llorar, para poder escupirle todo sin una lágrima, aunque sé incluso lo que le diría en el caso de que me ocurriera: "Y ahora lloro porque estoy desequilibrada, ya sabes, no porque esto me esté doliendo". Obviamente sería irónico.

Al final tendré hasta que darle las gracias, por abrirme así lo ojos. Por hacerme sentir por primera vez que no quiero que se acerque a mí y que no merece la pena. Ya no.

Será mejor que salga a comprarme algo bonito, como un libro en edición tapa dura. 

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